jueves, 1 de septiembre de 2011

Poniendo tope a la avaricia. Soñando un mundo justo

                             

Ponerle un techo al déficit...  A lo que yo le pondría un techo es a la acumulación de riqueza. Esto propiciaría que el dinero se moviera por más manos y evitaría la acumulación excesiva por parte de unos pocos.

Esos poco dejarían de tener tanto poder, no habría tanta diferencia entre clases, al igual que no habría tanta avaricia, pues la codicia tendría un tope que nadie podría sobrepasar.


   
 


Los salarios serían más altos, lo público de calidad y para todos. Habría más trabajo y se contribuiría de forma proporcional según poder adquisitivo. Desaparecerían los paraísos fiscales y habría una conciencia global de justicia.










Desaparecerían la hambruna y    
las guerras, pues los recursos
del planeta se dividirían y se
repartirían entre todos. Ya
 no tendría sentido invadir
 países por su petróleo, oro,
 etc.. Los recursos naturales de la  tierra están en ella para el uso y
 disfrute de todos sus habitantes.


No habría racismo, no sentiríamos a los emigrantes como una amenaza, esos que vienen a quitarnos el pan y disfrutar nuestros servicios y ayudas, como piensan muchos. Serían vecinos, turistas, que nos visitan. Y esos vecinos ya no se verían obligados a visitarnos huyendo de guerras o dejando a su familia atrás, en busca de un futuro mejor que en su país no tienen.

No habría discriminación social, se respetarían credos, distintas formas de pensar y sentir.

La gente al no verse tan limitada económicamente sería más feliz y tendría más tiempo para dedicar a los suyos y a ellos mismos. Ya no se viviría para trabajar y subsistir, si no que se trabajaría para vivir, cómodamente.

Ya no haría falta dedicarle tanto dinero a armamento al estar el mundo en calma y no tener esa sed ni esa necesidad de poder o justicia para su país, al estar todo repartido y las necesidades cubiertas. Ese dinero se destinaría a investigación, a tecnología, a cosas más útiles y necesarias.

No se destruiría el ecosistema, ni se contaminaría mares ni ríos, pues habría más dinero para desarrollar, energías alternativas,  etc..  
     
         




El planeta sería más ecológico, tendríamos un aire más puro y unas aguas de calidad.

No habrían patentes en descubrimientos, especialmente en lo destinado a la alimentación, la salud y el desarrollo. Lo que beneficia a todos es de todos y además como habría un tope de riqueza esas patentes no tendrían sentido.
Se rompería el monopolio como por ejemplo en Monsanto que modifica genéticamente las semillas y luego te vende también los químicos y pesticidas.



Se rompería también el monopolio de laboratorios que desarrollan o propagan enfermedades para posteriormente venderte sus vacunas. Desaparecería la paranoia conspiratoria y el vender o fabricar a costa de lo que sea: a costa de la salud, o a costa de la explotación de personas.


                                                      





Ha sonado el despertador,
enciendo la tele y compruebo
muy a mi pesar, que todo sigue
 igual.



Por un momento me pareció que el sueño era real y que las noticias del telediario eran voces del pasado, un documental de otra época, pero no.
Quizás algún día este sueño sea real, quizás llegue a verlo yo.

Algún día quizás se despierte cada vez más gente justa, quizás algún día no haga falta soñar con un mundo mejor, porque entre todos habremos sido capaces de cambiarlo, de crearlo. Yo mientras mantendré despierto este sueño en mí y seguiré R-evolucionando, quizás esa sea la forma en la que lleguemos a ese mundo más justo, en calma y entre todos. No es imposible, sólo tenemos que pedirlo y quererlo todos.

                                                                  UN MUNDO MÁS JUSTO


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